Cuando el cambio de una identidad visual corporativa (IVC) necesita explicarse (y, por lo tanto, justificarse) de forma constante es que, en realidad, no está bien construida.
Es cierto que todo branding y todo cambio en una IVC requiere de una comunicación. Sí, es cierto. Sobre todo si los cambios son traumáticos. Pero la justificación constante evidencia que la modernización de un logo, por ejemplo, ha fracasado en su intento de enamorar al público.
Entiendo el branding como arte, nos sólo como producto de la habilidad humana para reproducir algo, sino también para transmitir o generar emociones. El arte llega o no llega. Enamora o no. Es sincero o no lo es. Puedes explicarlo hasta cierto punto. Pero, sobre todo, hay que sentirlo.