Las grandes instituciones y organismos oficiales son poco efectivas, por sí mismas, para hacer frente y desmentir fake news. En líneas generales, los motivos son dos:
- Vivimos en una época de desconfianza hacia las instituciones (como dice Gloria G. Durán). Todo lo que digan las instituciones sobre sí mismas es puesto en cuarentena por los públicos.
- Las instituciones llegan tarde a la lucha. Los bulos, en especial los construidos mediante estrategias de desinformación, no citan de forma explícita a las instituciones a las que implican para que éstas se enteren cuando las fake news ya se han viralizado.
Las circunstancias hacen necesaria la participación de entidades independientes de verificación. Como parte independiente y objetiva, estas entidades investigan y contrastan para desactivar bulos.
Estas son algunas de las ideas que podrás encontrar el artículo Procedimientos para verificar y desmontar informaciones falsas basadas en el discurso del odio. El caso de Maldita Migración. Mi compañero Raúl Magallón y yo acabamos de publicarlo en la RAEIC (Revista de la Asociación Española de Investigación).
¿Tirar la toalla?
No. Todo lo contrario. Sabemos cuáles son nuestros puntos débiles (desconfianza de los públicos y reacción tardía). Y ser conscientes de ello nos fortalece en nuestra lucha contra las estrategias de desinformación. Cualquiera de nuestras posturas puede (y debe) ser proactiva:
- Colaboración con las entidades de verificación
- Realizar nosotros mismos esas tareas
- Trabajar la transparencia en nuestras organizaciones y fomentar una cultura de ello
- Establecer mecanismos de escucha / alerta de corrientes en la opinión pública
- Conocer a nuestros públicos, dónde están y qué les motiva a opinar sobre nosotros.
- Investigar para conocer las estrategias de desinformación.
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