Hace años, trabajé en una afamada agencia de comunicación y relaciones públicas en donde coincidí con un viejo consultor, a punto de jubilarse. No era la estrella de la oficina y sus éxitos, pasados, quizá estaban a punto de caer en el olvido. Pero era una de las personas más queridas y respetadas del equipo, si no el que más. Él y yo hablábamos a menudo. A él le hacía gracia que a mí me gustara escribir (por entonces yo había terminado una novela que estaba intentando vender, sin éxito, a las editoriales) y charlábamos sobre libros, sobre la Vida y sobre las actitudes que debe tener un buen comunicador para realizar bien su trabajo.
Entre las responsabilidades que este compañero tenía se encontraban la realización del manual de acogida de la empresa y tutelar, durante un breve periodo de tiempo, a los nuevos consultores que llegaban al despacho .
Sin querer, él estaba desempeñando lo que muchos años después iba a estar tan de moda en el mundo empresarial: el mentoring. En la agencia, él era un consultor de consultores, un mentor.
La palabra mentor viene del personaje de la mitología griega Mentor, amigo de Ulises, que, en ausencia de éste, educaba a su hijo Telémaco. Hoy, un mentor es todo aquel quien ayuda a los más jóvenes o nuevos a adaptarse a un medio, un camino o un lugar.
El rol de mentor es cada vez más frecuente en las empresas modernas. A veces, esta responsabilidad se ha institucionalizado y la dirección elige a varios ejecutivos seniors para ayudar a los nuevos compañeros. Pero, ¿qué ocurre cuando esos mentores no son los idóneos? Es muy probable que se sufran los efectos contrarios a los deseados.
¿Cuál es la solución, entonces?
Hace unos meses, la revista Análisi. Quaderns de la Comunicació, de la Universidad Autónoma de Barcelona, me publicaba un artículo al respecto, en donde hablaba de los mentores en un caso muy concreto: las agencias de comunicación y relaciones públicas. En el texto apuesto por la figura del mentor externo. No es una idea descabellada (de hecho, a mí me gustaría ser mentor externo algún día). Si quieres saber cómo puedes desempeñar esta responsabilidad, te recomiendo que leas el texto pulsando aquí o yendo directamente a la revista.