Me contaba X (uno de mis mejores amigos y quizá uno de los mejores directores creativos de España) que su exjefe le recriminaba, de forma constante, que no tenía talento, que no valía para el puesto y que no tenía el ADN de la agencia para la que trabajaba. Además, aquel exjefe infravaloraba, censuraba y bloqueaba todas y cada una de las ideas de mi amigo. Sí, todas y cada una. Desde la más nimia a la más compleja; es decir: desde el índice de un documento a, por ejemplo, la estrategia global con un futuro cliente.
Cuando X me contó los desagradables episodios con su exjefe, me acordé de cómo, en 2005, tuve la suerte de conocer a Rodolf Sirera. Él era el coordinador de guiones de la serie de televisión Amar en tiempos revueltos (que, cuando pasó de TVE a Antena 3, se llamó Amar es para siempre). Yo estaba integrado en un proyecto de la Universidad Carlos III de Madrid cuyo investigador principal era Agustín García Matilla y que tenía como objetivo establecer un paralelismo entre TVE y BBC para ver cómo nuestro ente público podía mejorar tomando como ejemplo el modelo anglosajón.
Mi cometido era analizar programas de ficción de TVE y por eso me puse en contacto con Sirera. Él es un multipremiado autor teatral valenciano y fui a la entrevista con la intuición de que yo iba a aprender mucho.
Creo recordar que, en aquella época, los guionistas de la serie eran ocho. Trabajaban en parejas, de forma autónoma, pero muy conectados con los demás. Hacían un trabajo espectacular. Cuando le pregunté a Sirera cómo era posible que él, un autor de éxito, pudiera coordinar a tantos escritores y tan buenos (y, quizá, cada uno y cada una con su ego), él me respondió, más o menos, que es fácil si aceptas que hay muchas formas de escribir bien y que la tuya no es la única buena.
«Es fácil si aceptas que hay muchas formas de escribir bien y que la tuya no es la única buena«.
Rodolf Sirera
Aquella frase me hizo reflexionar mucho.
Por cierto, la serie Amar en tiempos revueltos / Amar es para siempre se mantuvo diecinueve años en antena. Una teleserie con episodios de lunes a viernes. Diecinueve años.
Salto en el tiempo
Dejemos el mundo de la cultura y pasemos al deporte. Mundial de Fútbol de Sudáfrica de 2010. El seleccionador español, Vicente del Bosque, comparece ante los medios en rueda de prensa. El combinado nacional había empezado muy mal, perdiendo contra Suiza, ¿recordáis? Luis Aragonés, el anterior míster, nos había hecho campeones de Europa y, lo más importante, había dotado al equipo de un juego propio, vistoso y efectivo, basado en el control y en el toque: el famoso tiqui-taca.
Luis se había ido y, con él, el tiqui-taca.
Cuando preguntaron a Del Bosque por esta circunstancia, él respondió que se pueden hacer las cosas bien de muchas maneras.
Semanas después, España ganó el Mundial de Fútbol.
Volvamos al arte
Imaginaos que, en un túnel del tiempo, Diego Velázquez y Leonardo Da Vinci se conocen y tienen ocasión de hablar y discutir sobre arte. Imaginaos esta escena: «No se pinta así, se pinta como yo lo hago». «¡No!», respondería el otro. «¡Mi dominio de la luz es el correcto!» «Qué dominio de la luz ni qué ocho cuartos. ¡Mi control del espacio es sobrenatural, no como el tuyo!»
Os parecería ridículo, ¿verdad?
La comunicación corporativa es el arte de la gestión de intangibles. No es una matemática exacta. Lo que es válido una vez no es válido otra. Y nadie tiene la verdad absoluta.
Si aplicamos la lógica, encontraremos algunas verdades irrebatibles. Por ejemplo:
- Todos podemos aprender de todos
- Todos tenemos buenas ideas
- Todos podemos fallar
- Es matemáticamente imposible que un director creativo de reconocida trayectoria se equivoque en todas y cada una de las decisiones
En el caso de mi amigo X., había gato encerrado. Su jefe le quería despedir.
Probabilidad matemática y sentido común
Atención, directores y directoras de agencia, leed:
- Tal como trates a tus subordinados, ellos te tratarán a ti. No es magia, no es karma, no es filosofía naïf. Es probabilidad matemática y sentido común: si vas pisando a la gente, algún día te devolverán el pisotón.
- Jefe: tú también te quedarás en paro o te jubilarás y también te sentirás solo. Así que allá tú.
- Cuando te jubiles y, absorto, estés viendo en cualquier solar de extrarradio las grúas y los operarios de unas obras no pensarás: «La propuesta que hice a un cliente en 2007 fue espectacular, para quitar el sentío…»
Así que, ¿no crees que debemos tener un poquito de sentido común? Hay muchas formas de hacer las cosas bien; no sólo se llega a la perfección a tu manera.