Si eres director/a de comunicación, community manager o, simplemente, un apasionado de la comunicación corporativa te habrás dado cuenta de que muchos perfiles de instituciones en redes sociales cuentan con muchos seguidores pero registran muy pocas interacciones/conversaciones. Observarás la llamada tasa de vinculación, propugnada por Socialbakers, o la tasa de interacción, de la que habla Territorio Creativo.
Y si, por ejemplo, tú también has gestionado una app, te habrás dado cuenta de que, quizá, ésta registra un nivel considerable de adquisición (número de veces que se ha bajado) pero que sus niveles de tempo in app (el tiempo que el usuario está dentro de ella) son mínimos. O, también, que puede ser popular pero presenta un espaciadísimo intervalo de sesiones (es decir, los usuarios no la visitan de forma frecuente).
En definitiva, te habrás dado cuenta de que los seguidores de instituciones en redes sociales son en muchos casos bellas durmientes (utilizando el símil de Javier Celaya). Están ahí, en la órbita digital de la entidad; pero son satélites sin luz, satélites mudos. No dicen nada.
¿Qué estará pasando? ¿La gestión no será la correcta? ¿Cómo es posible? Has probado de todo: llamadas a la acción genialoides, un buen storytelling, concursos. También has establecido diálogos cercanos y directos teniendo en cuenta que lo que realmente importan son las personas.
Y nada de nada.
Un momento. Antes de que abandonemos todo y nos hagamos cartujos o monjes tibetanos, creo que debemos pararnos y pensar diez minutos. Quizá esté pasando algo mucho más sencillo de lo que crees.
1.- El ciudadano desconfía de las instituciones. Coincido con Gloria G. Durán en que vivimos en una época en la que se ha perdido la confianza en las instituciones. De cualquier institución: partidos políticos, universidades, gobiernos, autoridades religiosas. Incluso en las ONG. La desconfianza en las instituciones, como entes, empuja a la ciudadanía a otorgar más credibilidad a las personas, como individuos y elementos de sociedad-red. He ahí una de las claves del marketing de influyentes.
2.- El nivel de exposición y dispersión digital interactiva es cada vez mayor. En otras palabras: tu seguidor en Facebook o Twitter tiene cada vez menos tiempo para visitar más plataformas. ¿Comentar? Eso, a veces, puede ser un lujo.
3.- La mera lectura de un post ya es un objetivo cumplido. En Genbeta se preguntan si la disminución del alcance orgánico de Facebook es una estrategia para empujarte a contratar publicidad
4.- Muchas veces, la comunicación no es la causa: es el efecto. Y me explico: imagina que tienes una wiki para cultivar la comunicación interna. Por muy buena que sea la plataforma, los empleados no la utilizarán ni compartirán conocimiento si el clima laboral no es el idóneo o se llevan mal entre ellos. Si fuéramos Pablo Iglesias diríamos: «Señora Aguirre, repita conmigo: A veces, la comunicación no es la causa, es el efecto».
5.- La comunicación tiene que estar al servicio de la institución. No pude acercarme al World Public Relations Forum, pero sí he seguido gran parte del contenido que se ha expuesto allí. En un afortunado tuit, Elena Conzález Gallego recoge una idea de Adolfo Corujo: lo que está cambiando son las instituciones, no la comunicación.
6.- Visibilidad, notoriedad e influencia son conceptos distintos. Y para ganar notoriedad y conseguir influencia hay que combinar (según muchos expertos) acciones online y offline.
Para saber más
- TCBlog: La tasa de vinculación ha muerto. ¡Viva la tasa de interacción!
- Social Medier: La Fórmula del Engagement
- Fundación Telefónica: Sociedad de la Información en España 2013
- Genbeta: Facebook y la caída del alcance orgánico: ¿excusa para obligar a pagar por publicidad?
Me ha gustado el enfoque. Con tu permiso agregaría algún comentario. Relacionado con 1 y 5 pueden chocar. La gente desconfía de las instituciones porque la comunicación está al servicio de la institución. Relacionado con 2 y 3. La gente no lee. Importancia del mensaje. No toda la gente tiene el mismo interés. La segmentación del publico la hacenlas propias redes con su publicidad no las instituciones que comunican.
Gracias por tus comentarios, Nicolás. Son totalmente pertinentes 🙂 Y lo has expuesto de forma tan clara que no tengo más que decir. ¡Saludos!
¡Hola! Te leo a menudo y creo que no había comentado nunca antes. Hoy me decidí a dar un paso más 😉 Creo que muchas veces la clave está en las expectativas iniciales y en querer conseguirlas cuanto antes. Si tienes unas altas expectativas al inicio todo te parecerá pobre. Pero la comunicación -y más la corporativa- nos enseña cada día que los resultados se empiezan a recoger a medio largo plazo. Así que hay que saber esperar, tener clara la estrategia y corregir día a día. Enhorabuena por el post, me ha gustado mucho tu enfoque.
¡Hola, Montse! Gracias por el comentario y por pasarte por aquí. Me encanta lo que dices: la perspectiva a medio/largo plazo. A veces (como dice Bauman) perdemos la noción de «proceso» y queremos satisfacciones inmediatas. ¡¡¡Un millón de gracias por el comentario!!!!