He tenido la suerte de asistir al preestreno de Los archivos del Pentágono, la última película de Spielberg, protagonizada por Meryl Streep y Tom Hanks. Cuenta la historia sobre cómo The Washington Post (siguiendo la iniciativa de The New York Times) publicó una serie de documentos clasificados que mostraban cómo el Gobierno de los Estados Unidos mentía desde hacía décadas sobre la guerra del Vietnam. El Periodismo era (y quizá sigue siendo) la mejor arma para combatir a la comunicación institucional perversa. Y la comunicación institucional es perversa cuando proviene de gobiernos corruptos.
Al igual que una muñeca rusa, la película alberga otros hilos argumentales que la hacen muy atractiva:
- El intento del Washintong Post por seguir la estela de The New York Times y su alianza con él (siendo competencia) en pos de la ética periodística
- El esfuerzo de una mujer (Katharine Graham, interpretada por Meryl Streep) por sobrevivir (casi literalmente) en una sociedad cuyas reglas han sido impuestas por los hombres, quienes las mantienen aun sabiendo que no son justas. En la historia narrada, algunos personajes secundarios cuestionaban a Graham como editora del Washintong Post, aduciendo que era buena para hacer fiestas pero no para dirigir un periódico, y recordando que incluso el padre de ésta dejó el negocio familiar a su yerno y no a ella.
- El sentido común de un hombre (Ben Bradlee, interpretado por Tom Hanks) por aceptar la autoridad de Katharine Graham incluso cuando su liderazgo estaba cuestionado.
- El valor de la vocación y la persecución de objetivos aunque las circunstancias estén en contra.
De mis años de doctorado guardo una lección aprendida: en narrativa (sobre todo literatura y cine) cualquier trama que es en apariencia histórica y cuenta un conflicto del pasado quiere invitarnos, en realidad, a reflexionar sobre un problema presente (el papel cuestionado de la prensa, la impunidad de algunos gobiernos, el necesario equilibrio de poderes, el machismo en todas las esferas). Me lo dijeron mis profesores de entonces y también lo dice también Raúl Calvo en Underbrain. Algunos medios señalan también que los dos grandes periódicos estadounidenses vuelven a enfrentarse al inquilino de la Casa Blanca. Antes fue Nixon; hoy es Trump.
En definitiva, una película muy recomendable que invita a la reflexión y a seguir disfrutando del buen Periodismo.